La asociación U SBIRRU, ganadora de la convocatoria de proyectos del Ministerio de Transición Ecológica, lidera desde 2019 un plan paisajístico en la microrregión de Giussani, Balagne, Alta Córcega, delegado por cuatro municipios. Integrando el fuego en la gestión territorial, este proyecto redefine localmente las políticas públicas de prevención de incendios forestales para fortalecer la resiliencia de los paisajes mediterráneos, mientras desarrolla prácticas sostenibles y respetuosas con los ecosistemas.

Jordan SZCRUPAK, paisajista diseñador
APJS (subcontratado) y miembro del Comité Científico de U Sbirru

Este plan, titulado "Paisaje y Cultura del Fuego Integrados en el Desarrollo Territorial", está coordinado por U SBIRRU, con la agencia de paisajistas TEM PAYSAGES como jefe de proyecto. Su acción se centra en el valle alto de Giussani (900 m de altitud – 100 km²), compuesto por cuatro municipios: Pioggiola, Mausoleo, Olmi-Capella, y Vallica, con un total de 320 habitantes. Esta iniciativa, apoyada por la Agencia Francesa de Medio Ambiente y Gestión de la Energía (ADEME) y la Dirección Regional de Medio Ambiente, Desarrollo y Vivienda de Córcega (DREAL), adopta un enfoque sistémico basado en datos cartográficos y geo-históricos, combinados con una profunda comprensión de las dinámicas ecológicas y rurales.

Los incendios forestales son fenómenos recurrentes en el Mediterráneo, que afectan profundamente tanto la ecología como la percepción de los paisajes. En lugar de considerar el fuego únicamente como una amenaza, el plan propone transformar el riesgo de incendio en un recurso creativo, abriendo el camino hacia una gestión integrada en sectores como el urbanismo, la agricultura, el turismo y la salud. La clave es reducir las vulnerabilidades, especialmente en la interfaz urbano-rural, mediante enfoques ecológicos en la gestión de los recursos hídricos.

Enfrentarse proactivamente al fuego en la gestión territorial

La propuesta incluye la ampliación de las Obligaciones Legales de Limpieza (OLD) a una zona de interés general de 150 metros, permitiendo una gestión coordinada del combustible entre los actores locales y los servicios del Estado. El objetivo es crear un mosaico paisajístico que reduzca las áreas quemadas y modifique el comportamiento de la propagación del fuego a escala territorial.

A través de prácticas agro-silvo-pastoriles y quemas controladas, el proyecto crea un paisaje resiliente capaz de soportar los extremos climáticos, potenciando la economía local con productos forestales y servicios ambientales. La estrategia prevé cambiar el paradigma de lucha contra el fuego, convirtiéndolo en un catalizador de nuevas prácticas agro-ambientales que valoren los recursos locales.