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Los incendios en l'Aude y los viñedos como espacios de seguridad

Los incendios en l'Aude y los viñedos como espacios de seguridad

Este verano, el département francés de Aude está sufriendo su tercer incendio, el mayor desde unos 50 años (16.000 hectáreas). Hasta ahora se han contabilizado un muerto y 13 heridos (de los cuales 11 bomberos), demostrando la importancia de una adecuada cultura del riesgo y la necesidad de seguir los avisos de los cuerpos de seguridad. Además, se han quemado varias viviendas, así como espacios de protección de la biodiversidad Natura 2000, causando daños privados y públicos inmensos. El sector agrícola también ha sufrido grandes pérdida. Se está organizando una colecta de fondos para dar apoyo a los que han perdido sus producciones y su material. El Aude, junto con los Pirineos Orientales, son los dos départaments franceses que más se han implicado en la prevención de incendios mediante la plantación de «viñedos cortafuegos»: a principios de los años 90 a través de la Denominación de Origen Collioure, y en 2013 con la cooperativa vinícola de Narbona.

Soazig Darnay, paisajista DPLG. Coordinadora Fire Wine. Centre de Ciència i Tecnologia Frestal de Catalunya

Los programas de plantación se llevaron a cabo en coordinación con las autoridades públicas en un momento en que la economía era favorable. Hoy en día el contexto es muy diferente: los mercados internacionales se han reducido (ej. Rusia, EEUU) y la demanda de vino tinto está cayendo. Según el informe de la Organización Internacional de la Viña y del Vino (OIV) en diciembre de 2024, el consumo ha bajado más de 20% entre los periodos 2009-2021 comparado con 2000-2007 para España, Francia e Italia. Además, desde la década de 2010 han aumentado los daños climáticos y la última sequía en l’Aude (2022-2024) ha puesto directamente en peligro la continuidad de la producción vitivinícola en algunas zonas -Corbières en particular, con subvenciones de arranques de viñas en la primavera de 2025. El problema se agrava con el envejecimiento de los agricultores y el aumento de las pérdidas debidas a la fauna salvaje -ya que actualmente hay 20 veces más jabalíes y 11 veces más ciervos y corzos que en 1973 (ONF, 2020). 

El resultado en el paisaje es un gran número de viñedos sin cultivar o abandonados en los últimos años. La hierba que crece de manera incontrolada entre las líneas de viña permite el paso del fuego en caso de incendio. Sin embargo, no existe ningún control ni cartografía de estas franjas rurales. Por defecto, los viñedos han sido considerados como un espacio de seguridad. Eso es así sólo si los viñedos están cuidados. Las políticas de gestión de incendios basadas en los planes de Defensa Contra Incendios Forestales (DFCI) se centran en las masas forestales, dando por sentado que la actividad agrícola se mantendrá. 

Ahora que muchos  “viñedos cortafuegos” han perdido su rentabilidad una posibilidad es un soporte financiero público al sector agrícola para mantenerlos. Esto sería más económico que las franjas “cortafuego” tradicionales en los montes, dado que el producto obtenido podría financiar parte del coste de mantenimiento.

Por otro lado, las prácticas agroecológicas que favorecen el crecimiento de la hierba entre las cepas crean debate.  Sin embargo, es posible gestionar la hierba para mantener la humedad del suelo y tomar en cuenta la gestión de la biodiversidad según la realidad climática del momento. El viñedo, al igual que otros cultivos frutales, desempeña un papel importante en crear discontinuidades horizontales entre superficies forestales y en la reducción del nivel de biomasa disponible. Esta discontinuidad mitiga la propagación del fuego, y una menor acumulación de biomasa reduce el riesgo de incendios extremos. Es esta función preventiva que FIRE WINE RESILIENT LANDSCAPE y FIRE PRODUCT RESILIENT LANDSCAPE quieren dar a conocer mejor a la población. Pero es verdaderamente eficaz si se apoya en una gestión del paisaje que favorezca las alianzas.